El deleite es una experiencia humana subestimada. Quizás no le damos tiempo ni espacio para que se manifieste. Creo que San Juan de la Cruz escribía poesía desde su deleite en el Misterio inefable en él habitante, y con el fin de compartirlo.
A causa de ese deleite, y compartiendo algo de su deseo, les propongo estos versos, entrega del mismo Santo y de su interior tan bello, donde el Verbo moraba como amante en el amado.
+df

Acerca de la Santísima Trinidad. (Primera parte del Romance sobre el Evangelio «In principio erat Verbum»)
En el principio moraba
el Verbo, y en Dios vivía,
en quien su felicidad
infinita poseía.
5. El mismo Verbo Dios era,
que el principio se decía;
él moraba en el principio,
y principio no tenía.
10. El era el mismo principio;
por eso de él carecía.
El Verbo se llama Hijo,
que del principio nacía;
hale siempre concebido
y siempre le concebía;
15. dale siempre su sustancia,
y siempre se la tenía.
Y así la gloria del Hijo
es la que en el Padre había
y toda su gloria el Padre
20. en el Hijo poseía.
Como amado en el amante
uno en otro residía,
y aquese amor que los une
en lo mismo convenía
25. con el uno y con el otro
en igualdad y valía.
Tres Personas y un amado
entre todos tres había,
y un amor en todas ellas
30. y un amante las hacía,
y el amante es el amado
en que cada cual vivía;
que el ser que los tres poseen
cada cual le poseía,
35. y cada cual de ellos ama
a la que este ser tenía.
Este ser es cada una,
y éste solo las unía
en un inefable nudo
40. que decir no se sabía;
por lo cual era infinito
el amor que las unía,
porque un solo amor tres tienen
que su esencia se decía;
45. que el amor cuanto más uno,
tanto más amor hacía.